Cuentan que Silvio Rodríguez Domínguez, el 18 de febrero de 1968, junto a Pablo Milanés y Noel Nicola cantaron en la Casa de las Américas: el primer recital de lo que más tarde será llamado nueva trova cubana.
Uno de los músicos y compositores cubanos contemporáneos más importantes. Este video con el tema Ojalá, es parte del concieto "Mano a Mano", que ofreció junto a Luis Eduardo Aute en Es una grabación en directo del concierto que estos dos músicos realizaron en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid (España) el 24 de septiembre de 1993.
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
Uno de los músicos y compositores cubanos contemporáneos más importantes. Este video con el tema Ojalá, es parte del concieto "Mano a Mano", que ofreció junto a Luis Eduardo Aute en Es una grabación en directo del concierto que estos dos músicos realizaron en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid (España) el 24 de septiembre de 1993.
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
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