Jorge Noriega
Madre, madre humilde
pobre triste y angustiada
tu imagen que veneramos
hoy esta martirizada.
¡Si te arrancaron a tu hijo!
no te cansas de buscarlo
si mataron a tu hijo
no has podido, ni siquiera sepultarlo.
Acuestas con tu dolor
no te resignas a olvidarlo
impotente y en tu sufrimiento
te queda solo llevarlo.
Tus ojos se están nublando
por tantas lagrimas vertidas
y la impunidad ahora tiene tus esperanzas perdidas.
Alzas tus manos al cielo
implorando a lo infinito
y le preguntas a Dios:
¿Señor, donde estará mi hijito?
Y te preguntas a ti misma;
¿a dónde te has ido papacito?
te llamo desesperada
y no me contestas Jesucito.
Parece que el silencio
algún misterio lo esconde
si ha pesar de tus ruegos y sollozos
nadie, nadie te responde
Madre,
mientras prevalezca la injusticia
de nada valdrán tus lamentos
si andan libres
los culpables y asesinos
causándote más tormentos
Madre, acepta y comprende
esta cruda realidad
los pobres estamos condenados
al martirio, al olvido y a toda adversidad.
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